La bicicleta se está convirtiendo cada vez más en una alternativa real para la movilidad en las ciudades. En Barcelona, su integración es una realidad que va ganando terreno día a día. Cada vez son más las personas que escogen este medio de transporte sostenible y saludable para sus desplazamientos. Hablamos con Francesc Mauri, Clara Blanchar, Esther Vera, Òscar Andreu, Enric Jover e Iva Anguera, que nos explican por qué han escogido la bicicleta como modo para moverse. Destacan, también, las mejoras que creen que son necesarias para una movilidad más fluida en la ciudad y aconsejan a aquellos que todavía no han dado el salto a pedalear.

Francesc Mauri. Geógrafo y presentador del tiempo de TV3

Fui usuario de la bicicleta de manera activa del 2017 al 2022. Ahora estoy lesionado y he tenido que parar. Soy poco deportista y, por lo tanto, utilizo la bicicleta eléctrica, pero también por comodidad, porque no sudas, tú te modulas el esfuerzo. Me llenaba más que el patinete, que lo encuentro más inseguro. Iba de Terrassa a Sant Joan Despí. Me iba muy bien para evitar la hora punta y, además, era una excursión bonita para hacer de buena mañana. Empiezas a trabajar diferente.

Para mejorar la movilidad, creo que en el aspecto mental todo el mundo tiene que hacer un cambio, incluido yo. Hemos vivido y vivimos una época en la que el coche es una prioridad. Se utiliza para todo.

Poner más espacio al coche es reducir la calidad de vida, entendiendo calidad de vida como menos ruido, más ejercicio y tranquilidad. Creo que una ciudad primero tiene que ser de los habitantes que viven en ella, ya que tienen todo el derecho. Cuando pones la bicicleta al alcance del ciudadano, ampliando carriles, facilitando la movilidad, se multiplican los usuarios por todas partes. Porque ir en bicicleta acaba siendo mentalmente liberador, divertido y saludable. Así pues, por coherencia me parece más práctica la bicicleta en muchos ámbitos.

Un consejo general es que hay que tener más respeto hacia el peatón, que lo somos todos. Al resto de usuarios, respeto absoluto por el ciclista. Sigo escandalizándome de cómo los coches adelantan a los ciclistas, es aterrador. Es necesario e imprescindible un cambio mental generacional.

Clara Blanchar. Periodista de El País

Voy en bicicleta desde hace veinte años, cuando la redacción del diario El País se trasladó al centro desde la Zona Franca, donde iba en moto. El motivo es una suma de argumentos: para el 80% de mis desplazamientos (vivo en la zona del hospital de Sant Pau) es el medio más rápido, es una manera de hacer ejercicio sin tener que buscar tiempo y ponerme un chándal, y, para mí, también es ir varias veces al día de vacaciones, por el buen rollo (demostrado científicamente) que da pedalear. Ahora, con la emergencia climática encima, también sumo razones medioambientales, pero es de justicia admitir que inicialmente no tenían mucho peso en mi decisión.

En Barcelona, para mejorar la movilidad en general y la calidad del aire, hay que eliminar coches (no digo todos, ¡ojo!), un vehículo cuya infraestructura está sobredimensionada por la cuota modal que representa. La reducción de la movilidad privada de motor permite dar más espacio a los peatones, mejorar la eficiencia del transporte público y también dar fluidez al tráfico, si eso fuera imprescindible.

No soy nadie para dar consejos, pero animaría a todo el mundo a probar la bicicleta. Quizás no les resulta útil para todos los desplazamientos, pero que lo prueben. También se puede hacer intermovilidad en transporte público. Es como la pastilla de Matrix, una vez la pruebas, ¡no hay marcha atrás!

Esther Vera. Periodista y directora del Diari ARA

Siempre había ido en moto, transporte público o andando. No me gusta ir en coche por Barcelona. Me resulta incómodo y estresante. Durante la pandemia fui cada día al periódico en coche por seguridad y porque había sitio para aparcar. Cuando empezó a mejorar la situación sanitaria, decidí que era buen momento para sumarme a la bicicleta. Lo hice por razones ecológicas y para mantenerme activa cuando no podía hacer todo el deporte deseado por motivos de trabajo. Voy en una bicicleta no eléctrica. Me pone de buen humor.

Se necesitan más carriles bici y calles mejor asfaltadas, así como más aparcamientos seguros. La movilidad, no obstante, solo mejorará seriamente con más y mejor transporte público. Recomiendo que todo el mundo pruebe la bicicleta y quiero remarcar que solo si todos respetamos nuestro espacio, haremos espacios seguros.

Òscar Andreu. Comunicador, humorista, guionista y escritor

Soy usuario de la bicicleta, porque me permite salir de casa cuando quiero y no dependo de la impuntualidad, de las frecuencias irregulares y de la experiencia más que mejorable de viajar con bus. A pesar de todo, cojo el bus a menudo. Y el taxi. Y el metro. Y voy bastante a pie. Me gustaría tener al alcance una red de transporte público de calidad: de país del primer mundo y no de ciudad española de provincias. Ahora, circular por Barcelona en bicicleta no es seguro. No hay tradición, ni costumbre, los carriles son deficitarios e insuficientes y sospecho que no debe ser muy saludable respirar el humo de los coches, el de los cruceros, el de las motos, el de los buses, etc.

No me veo con ánimos de dar ningún consejo a los usuarios que comparten espacio con las bicicletas, pero que no son usuarios de la bicicleta. Quizás un poco de empatía. ¡Trabajo tienen con conducir por Barcelona y salir adelante!

Enric Jover. Director general de McCann

Hace doce años que me hice usuario de la bicicleta. Lo hice porque los trayectos en coche por Barcelona me generaban mucho estrés: colas continuas, discusiones con otros conductores, sensación de que la ciudad estaba siempre colapsada, etc. La bicicleta también me aporta la posibilidad de hacer una actividad física moderada durante los días de cada día mientras hago “commuting” a reuniones de clientes o voy y vuelvo de casa. He convertido los trayectos en algo divertido y motivador, en los que cambio habitualmente de ruta y descubro calles o zonas nuevas que no conocía.

Barcelona, actualmente, es una ciudad maravillosa para vivirla en bicicleta, ya que la movilidad en este transporte ha mejorado mucho en los últimos años. Se ha implementado una gran cantidad de carriles bici segregados, un aspecto primordial para poder viajar con seguridad. Actualmente, la mayor complicación es que los carriles bici se comparten con usuarios de patinetes eléctricos, que no son los más cuidadosos en la seguridad vial ni con el respeto a las normas de tráfico.

La convivencia viaria siempre es difícil, los coches y las motos en Barcelona están poco acostumbrados a convivir con la bicicleta, porque no existía esta tradición. Hay que seguir vigilando en los giros de los coches en L’Eixample o con algunas motos que invaden el carril bici de vez en cuando, pero sobre todo con el incivismo de los conductores de patinetes eléctricos.

Iva Anguera. Periodista de El Independiente

Empecé a utilizar la bicicleta para trayectos urbanos de manera esporádica y, a partir del 2016, cambié la moto por una bicicleta eléctrica. Con la bicicleta voy más relajada que con coche o moto y me sirve para hacer un poco de ejercicio. Y no contamina.

Es evidente que Barcelona ha mejorado mucho con respecto a carriles bici, pero hay algunos muy mal diseñados. Por ejemplo, el nuevo carril de Via Augusta, que comparte espacio con las paradas de bus, implica un riesgo tanto para los ciclistas como para los usuarios del bus. Más que un consejo, es un ruego: allí donde el carril bici comparte espacio con pasos de peatones, pediría a los peatones que no se coloquen sistemáticamente delante de las bicicletas en el carril reservado para estas. Y a los corredores, recordarles que el carril bici no es un carril para hacer footing.

Lara Bonilla Duran para la Revista RACC