No importa cuántos kilómetros lleves en tus piernas. Instantes antes de tomar la salida, los nervios y la ilusión se apoderan de los cuerpos de los participantes. En la Gran Fondo Vielha Cycling Tour había 800 ciclistas esperando la cuenta atrás, que llegó puntual a las 8 de la mañana del sábado 20 de julio, una fecha marcada en el calendario del RACC HolaBICI Team. 

Miriam Vilar, Aida Escalada, Cristina Borrás y Meritxell Sabaté, junto a los gregarios Albert Santamaría y Jordi Salvó, estaban preparadas para desafiar los exigentes puertos de montaña y disfrutar de los paisajes impresionantes del valle de Arán y alrededores. Por delante, 155 kilómetros para pedalear con un desnivel positivo acumulado de 3.700 metros. Y por si fuera poco, un invitado que pocos esperaban: el sol, que hizo subir las temperaturas más de lo deseado.

El primer denuedo llegó temprano, ya que habiendo recorrido solo 4,5 kilómetros desde la salida se alcanzaron los 1.170 metros de altitud, con una pendiente del 4,6%. El culpable de calentar las piernas fue el Plan Batalhèr. Con esta subida, el pelotón de participantes se fue disgregando y cada uno fue cogiendo su ritmo. Ya lo advertían por megafonía antes de dar el pistoletazo de salida: la prueba era larga y era mejor ser conservadores en los primeros compases para llegar con fuerza a los tramos más exigentes.

Sin duda alguna, uno de estos esfuerzos fue encarar el Portilhon. Y por si fuera poco, no solo una vez, sino dos. En el kilómetro 20, habiendo llegado a Bossòst, se subió por la parte española. Este tramo lo conocían bien tres de las cuatro componentes del RACC HolaBICI Team, pues formó parte del recorrido de la Deporvillage Transpyr Coast to Coast.

Volver y recordar los momentos vividos durante esa aventura de siete días les emocionó. Sin embargo, hubo una gran diferencia entre ambas veces: el recuerdo que se tenía del Portilhon era lloviendo, con una intensa niebla y temperaturas bajas que obligaron a las ciclistas a ponerse toda la ropa que tenían para protegerse del frío. Este sábado, en cambio, lo vivieron de forma radicalmente distinta, con un calor infernal que no ayudaba a controlar las pulsaciones.

Si este primer ascenso fue exigente, todavía lo fue más el segundo envite, cuando había que coronar el Col du Portillon por la parte francesa. Así lo corroboraron por unanimidad nuestras ciclistas al acabar la prueba. Este sacrificio se alcanzaba cuando llevaban pedaleando más de dos tercios de la prueba. Por delante tendrían un ascenso de más de 8 kilómetros, con picos de un 15% de desnivel. Además, en este tramo, la organización puso un segmento cronometrado, por lo que todas dieron su máximo para obtener una buena marca personal. 

Previamente a este segundo paso por el Portilhon, los participantes de la Gran Fondo Vielha Cycling Tour venían de subir el Port de Balès, ya en el Pirineo francés. En datos se traduce en un ascenso de 1.186 metros verticales con una pendiente del 6,2% de promedio, con la cima del ascenso ubicada a 1.758 metros sobre el nivel del mar. Todo ello por carreteras estrechas, inmersas entre prados pirenaicos para el deleite de los participantes. De esta manera, al contemplar la belleza de la ruta, el esfuerzo se hacía más llevadero. 

Sin embargo, pedalear por sitios agradables no es un atenuante del cansancio. Y con temperaturas de más de 30 grados, llegar a tramos con terrenos sombríos se agradecía. La zona de arboleda entre Bossòst y Guardader d’Arres, el último puerto de primera categoría que se subió, les dio un leve respiro aunque solo fuese al principio. Después tuvieron que subir sin una sombra que les diese cobijo. En el punto de avituallamiento posterior a esta subida, ver que los ciclistas se tiraban agua sobre la cabeza con el fin de rebajar la temperatura corporal se convirtió en la tónica. Ante la gran cantidad de veces que los voluntarios de la prueba vieron este gesto, anunciaron que días anteriores las temperaturas habían sido mucho más elevadas. Todo un consuelo saber que podría haber sido peor. 

Llegados a este punto de la prueba, en los rostros de nuestras ciclistas, cansadas y agotadas, se vislumbraba una sonrisa de satisfacción: solo quedaban 20 kilómetros, y eran de bajada, a excepción de la subida en Arròs. Acariciaban la meta. 

En estos últimos minutos, después de sufrir y disfrutar sobre la bici, lo normal es que el impulso y la adrenalina te hagan seguir pedaleando. Pero otras veces no es posible y, aunque tu fortaleza mental te empuje a seguir, tu cuerpo te pide parar. Uno de los integrantes del RACC HolaBICI Team necesitó aminorar la marcha, pero no se rindió.

De esta manera, los seis miembros del RACC HolaBICI Team que emprendieron la carrera consiguieron su medalla de finishers de la Vielha Cycling Tour, la quinta prueba del calendario del equipo.