Hablar de casco y de bicicletas es hablar de sentido común. El uso del casco es de vital importancia y cada vez más gente lo añade a su rutina diaria, pero, en la práctica, la norma no obliga a utilizarlo en todas las circunstancias. Desde RACC HolaBici apostamos por su uso siempre, sea en las condiciones que sea, ya que es un elemento primordial que nos evitará lesiones en caso de accidente.

La seguridad sobre la bicicleta es fundamental, por lo que utilizar el casco es una de las medidas de mayor efectividad para proteger a los ciclistas en caso de choque o caída.  Garantizar la seguridad sobre dos ruedas no solo aporta beneficios individuales, como la prevención de lesiones graves, sino que también tiene un impacto social al reducirse el número de lesiones en accidentes y contribuir a un entorno vial de mayor seguridad. 

Además, la bicicleta es un vehículo y, como tal, debe ceñirse a la normativa de circulación general por la que se rige, es decir, el Reglamento General de Circulación. En este se especifican las obligatoriedades a la hora de circular en bicicleta, ya sea por la ciudad o en carretera. La normativa general establece que el uso del casco es obligatorio en todas las circunstancias para menores de 16 años, tanto si circulan por carretera como por la ciudad. En el caso de los mayores de 16, únicamente lo es en carretera.

Pese a no ser del todo obligatorio, utilizar el casco y llevar la equipación ciclista es harto recomendable, ya que con ello minimizaremos los riesgos en caso de accidente. Son elementos fáciles de poner y nos ahorraremos muchos disgustos. El casco, los guantes, el chaleco reflectante, las luces, el timbre, etc., nos pueden salvar la vida en más de una ocasión.

Sin embargo, esta normativa básica establece algunas excepciones, ya que la DGT indica que el casco se puede omitir por razones médicas, en subidas prolongadas y en situaciones de calor extremo. Aunque se trata de tres excepciones a tener en cuenta, no recomendamos quitarse el casco ni tan siquiera en estos casos, excepto por razones médicas. En subidas prolongadas siempre es mejor parar a descansar que circular sin casco, según la vía por la que circulemos, ya que siempre será menos peligroso. Y en caso de calor extremo es recomendable no hacer uso de la bicicleta.

Además, existen las limitaciones municipales, bajo las cuales los mayores de 16 años pueden estar obligados a llevar casco. Es el caso de Madrid, donde todo menor de 18 años está obligado a usar un casco homologado, aunque no ocurre lo mismo en Barcelona, que se rige por la normativa general. El no cumplimiento de la norma conlleva multas de 200 €, que, en el caso de los menores de 16 años, deberán ser abonadas por sus padres o tutores.

En definitiva, no utilizar casco cuando se circula en bicicleta puede tener riesgos más que significativos para el ciclista. En caso de caída o colisión, la falta de protección en la cabeza puede hacernos sufrir lesiones considerables, como hemorragias cerebrales o traumatismos, y, en el peor de los casos, la muerte. En un entorno urbano, la densidad de tráfico y de todo tipo de vehículos –ya no solo los de motor, sino también los vehículos de movilidad personal como patinetes, segway y demás– aumenta la posibilidad de accidente. En vías interurbanas, la velocidad, la falta de visibilidad y las distracciones son las principales causas de accidente en las bicicletas.