Nervios. Así comienzan todas las pruebas a las que el equipo se enfrenta. La incertidumbre por saber cómo se adaptarán los cuerpos a la exigencia del recorrido invade a cada uno de los componentes del RACC HolaBici Team en sus minutos de preparación. La mañana del domingo, durante el desayuno, también había confusión. Algunos decían que querían salir fuertes, otros preferían ser más cautos en los primeros compases y una en concreto, Nemesí Márquez, no se atrevía a aventurar cómo iba a reaccionar. “Cuando esté en situación, ya decido. Porque yo soy de las que se inmola, en sentido figurado, después”. 

Siete kilómetros de distancia había desde el camping donde pernoctaron con las roadsurfer hasta la salida de la Gran Fondo Pirineus, en Camprodón. El recorrido lo aprovecharon para pedalear y llegar al arco con la alegría de afrontar una nueva cita en el calendario de competición.

La sorpresa al llegar fue doble. Primero porque, al contrario de muchas pruebas cicloturistas, en esta se apreciaba una participación femenina más elevada. Y después porque llamaron al equipo y al resto de féminas para que encabezaran la salida. Ya en posición, llegó la tensión por la cuenta atrás: 3,2,1. Comenzaban 130 kilómetros de diversión, con un desnivel de 2.400 metros positivos y la subida a tres puertos: el Coll de Sentigosa, el de Capsacosta y Vallter 2000.

Los primeros 20 kilómetros, en una moderada bajada, fueron fáciles y a gran velocidad, disfrutando de los pueblos por donde pasaba el recorrido. Un respiro para dirigirse hacia el primer desafío: el Coll de Sentigosa. Aquí el grupo se fragmentó un poco ya que, como siempre pasa en las subidas, los ritmos son diferentes. Sin embargo, esto no fue impedimento para que todos alcanzaran el punto más elevado. Una sensación de satisfacción y orgullo les invadió por dentro. 

Con ilusión, siguieron haciendo girar las ruedas para restar camino al trayecto. De nuevo, daban una nueva tregua a las piernas, disfrutando de la bajada y de las espectaculares vistas de la Garrotxa. Días antes, algunas ciclistas comentaban entre ellas que, sin duda, entre naturaleza y montañas eran felices y se sentían en calma. Así que estos minutos les sirvieron para reconectar y recordar su amor por el ciclismo.

Pero ¡cómo son de cambiantes las emociones! La subida al Coll de Capsacosta también les sirvió para recordar el sacrificio y el esfuerzo que deben hacer, tanto en una carrera como en los entrenamientos, para llegar a su máximo nivel. El cansancio, cuando ya llevaban más de media prueba en sus piernas, empezaba a fatigarlas, física y mentalmente. Era común ver en el resto de participantes gestos de dolor en sus rostros, e incluso algunos de ellos acusaban severos calambres en las piernas. En ese punto, una de las ciclistas, Aida Escalada, decidió que no iba a hacer el camino largo y que se quedaba con el recorrido de menor distancia. 

Sin embargo, el remordimiento le llegó: “No te rindas, ¿qué vas a hacer al llegar a la meta? Tu objetivo era completar la carrera larga…”, se decía a sí misma. Y venciendo a su voz interior, que la arrastraba hacia la rendición, cambió de actitud y se lanzó a seguir a sus compañeras. De repente, ese remordimiento se convirtió en orgullo: principalmente personal y, posteriormente, colectivo, al enterarse sus compañeras del esfuerzo que iba a realizar.

Lo que estaba por llegar no era baladí: 23 kilómetros desde Camprodón con una pendiente media del 5,18% de desnivel positivo y con picos máximos del 13% para coronar Vallter 2000

Hace unos meses, durante La Volta Ciclista a Catalunya, los ciclistas profesionales subían, con dificultad y tesón, por aquí. Ellos, además, tuvieron que hacer frente a la lluvia y al frío que los acompañó. Y superando todas estas adversidades, el ciclista del UAE Team Emirates Tadej Pogačar se proclamó vencedor de la segunda etapa.

En el caso de la Gran Fondo Pirineus, la meteorología fue más afable, pero llegar en primer lugar arriba también tenía premio. Así que, con este incentivo y gracias al carácter competitivo del RACC HolaBICI Team, hicieron valer todo el esfuerzo anterior para no claudicar. La adrenalina, ese estimulante natural, hizo que el rendimiento fuese en aumento.

Todas dieron su máximo para poder romper sus propios récords. Y Nemesí Márquez, la misma que durante el desayuno aseguraba no saber cómo encarar la Gran Fondo Pirineus, se fue de esta prueba con el honor de haber sido la primera mujer en la distancia de 130 kilómetros en llegar a la meta de Vallter 2000. Por si fuera poco este mérito para el equipo, el resto de componentes femeninas estuvieron dentro del top 5, con Marta Reig, nuestra invitada, en segunda posición; Cristina Borràs, en tercera, y Aida Escalada, en el quinto puesto. Celebraron la gesta, unidas en un abrazo y compartiendo el júbilo.

La bajada de Vallter 2000 para recoger en Camprodón la medalla de finishers les sirvió para dejar salir todas las emociones y hacer balance de todo lo vivido en menos de 5 horas. Y entre todos estos pensamientos se instaló uno común: la melancolía por tener que esperar la llegada de la siguiente prueba cicloturista.