¿Limpias tu bicicleta tras cada salida? Los expertos así lo recomiendan, pero lo cierto es que esta labor no siempre se realiza tan asiduamente.
Siempre se habla de que la humedad puede deteriorar los elementos de la bicicleta, pero también lo puede hacer el polvo. Por eso, es recomendable limpiarla al menos una vez al mes y, especialmente, tras las salidas en días de lluvia.
Ahora bien, este proceso no es difícil, aunque sí que hay que prestar atención a algunos detalles para evitar dañar la bicicleta.

Limpieza a mano

Si optas por la opción de limpiar tu bicicleta a mano, antes de ponerte con esta tarea, prepara:

  • Cubo con agua limpia
  • Trapos
  • Desengrasante y jabón especial para bicicletas
  • Esponja
  • Cepillos de diferentes tamaños
  • Soporte para colocar la bicicleta

Agua y jabón

El primer paso será fijar la bicicleta en el soporte para poder limpiarla con mayor facilidad y sin riesgo de que se caiga. Quitar las ruedas es opcional.
Una vez realizado, lo idóneo es comenzar por la transmisión. Para ello, aplica el desengrasante en la cadena, gira los pedales hacia atrás y deja actuar unos minutos.
Después de esperar un tiempo prudencial, pasamos a la limpieza del cuadro. Si hay barro o mucho polvo no pases el paño seco para eliminar la suciedad, ya que se puede rayar. Lo mejor es rociar la bicicleta con agua limpia y aplicar jabón especial. Con ayuda de una esponja, frota cuidadosamente los diferentes elementos (cuadro, manillar, horquilla…). Empieza por la parte alta de la bicicleta, así evitarás que al limpiar esta zona caiga la suciedad a partes donde ya habías puesto jabón. Si te has decantado por desmontar las ruedas, podrás acceder mejor a las partes más complicadas.
Las ruedas también hay que limpiarlas (bujes, radios…). Pero, atención: si la bicicleta va con disco de freno, evita ensuciar la pastilla o mojarla.
Por último, con la misma esponja, limpia la cadena y los platos. Y para asegurarte de que queda todo reluciente, emplea un cepillo especial para frotar los rincones de difícil acceso con la mano.

Una vez acabado, toca retirar el jabón. Para ello, se aclara la esponja y, con agua limpia y sin ningún producto, se va rociando. Este paso se puede llevar a cabo con una manguera, pero esta tiene que ser sin presión, a una cierta distancia y sin enfocar directamente a los elementos de la bicicleta.

Secado

Como se ha señalado anteriormente, la humedad es un enemigo de nuestra bicicleta, ya que puede oxidarla. Por ello, imprescindible, se ha de secar todo a conciencia. La parte a la que menos atención se presta pero que, sin embargo, no debería ser así, es a la cadena. Para eliminar el agua que pueda quedar, coloca el paño sobre ella y mueve los pedales hacia atrás para expulsar la humedad y secarla completamente.

Engrasar

El último paso sería aplicar aceite en la cadena, asegurándote de que entra bien en todos los eslabones.

Protector (opcional)

Para tener la bici más protegida, tanto del polvo como de las inclemencias meteorológicas, existen en el mercado esprais protectores para rociar la bicicleta. Si quieres, puedes completar la limpieza de la bicicleta incluyendo este paso.

Limpieza con la manguera

Muchas veces, por comodidad y rapidez, se recurre a una limpieza con manguera. Para no dañar la bici, no te acerques mucho y quédate a, por lo menos, un metro de distancia. Utiliza la menor presión posible y no enfoques directamente, especialmente a las ruedas, los bujes o la suspensión. Es mejor que el agua caiga de manera perpendicular a la bicicleta.

Para completar la limpieza, hay que seguir el mismo procedimiento descrito para la limpieza a mano.

¿Qué pasa si la bicicleta es eléctrica?

Si la bicicleta es eléctrica, se deberá prestar atención a algunos detalles.
El primero, asegurarse de que está apagada antes de empezar con su limpieza. La batería puede quedarse puesta, ya que las juntas están selladas.
Sin embargo, una vez limpio y secado el exterior de nuestra bicicleta sí que se puede retirar la batería para limpiar el cubículo donde se aloja.
El compartimento del motor también puede acumular suciedad, por lo que periódicamente hay que limpiarlo.
Cabe resaltar que no hay que utilizar agua a presión y, sobre todo, no utilizar elementos húmedos para limpiar los conectores.

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