Por su ligereza, maleabilidad y firmeza, la fibra de carbono se ha impuesto como material de construcción de las bicicletas modernas. Su buen rendimiento en competición se trasladó hace algunos años a los ciclos de gama alta para posteriormente extenderse a gran parte de los catálogos de las principales marcas, por lo que hoy podemos encontrar carbono en las bicicletas de casi todas las gamas.
Del hierro al carbono, pasando antes por el aluminio, los ciclistas hemos ido cogiendo diferentes vicios a la hora de reparar y ajustar nuestras monturas. Hoy en día apretar un tornillo como si no hubiera un mañana, como hacíamos con las viejas bicicletas de hierro, no tiene ningún sentido y además corremos el riesgo de reventar el material. Con el carbono, los ajustes deben ser totalmente precisos, haciendo caso a las instrucciones de los fabricantes.
Su uso se ha extendido tanto en el ciclismo de carretera como en el de montaña, pese a que fuera del asfalto el carbono puede tener una duración menos longeva debido a los golpes, sobre todo en cuanto a las llantas. En el caso del asfalto, su duración puede ser eterna, a no ser que su uso sea muy intensivo, como hemos visto en las carreras que se disputan por calles adoquinadas, como las del Tour de Flandes o las de la París-Roubaix, donde es frecuente ver roturas del material.
El carbono
La fibra de carbono es una composición de átomos unidos entre sí para formar cristales, lo que nos da un material muy ligero y poco voluminoso, ideal para muchas aplicaciones. Es aproximadamente cinco veces más resistente que el acero, pero es un material poco ecológico a la hora de su fabricación y reciclado. La mayor parte de este material proviene de fabricantes afincados en el continente asiático, como Mitsubishi Rayon, Toray y Toho Tenax, corporaciones que fabrican aproximadamente dos tercios del total, mientras que el resto son fabricantes principalmente norteamericanos.
Existen diferentes tipos y calidades, según el rendimiento que se le dé, por lo que el uso de productos low cost fabricados con este material es poco recomendable, sobre todo en ciclismo, donde la evidente diferencia de precio puede provocarnos algún que otro quebradero de cabeza. Esto no quiere decir que todos los productos low cost sean deficientes, pero, por lo general, la calidad dista bastante de los estándares de las primeras marcas.
Los errores más comunes
Par de apriete
El Santo Grial del carbono son los pares de apriete. Cuando adquirimos una bicicleta de carbono, lo siguiente debería ser disponer de una llave dinamométrica adecuada. Hay que seguir siempre los pares proporcionados por el fabricante, en la mayoría de ocasiones indicados en la propia pieza y/o en el manual. Pasarse de par puede provocar la rotura de la pieza y su inutilización.
Desmontaje y sujeción
El desmontaje de una bicicleta es otro de los momentos más críticos para este material, dado que dejar un cuadro sin ruedas puede provocar la flexión de las zonas de los ejes, por lo que siempre es recomendable dejar montado el eje tras desmontar las ruedas.
En el caso de las ruedas, la correcta tensión de los radios y la presión del neumático será vital para su longevidad, así como el mínimo golpeo de las mismas, algo que en ocasiones no podemos llegar a controlar debido a la irregularidad de los terrenos.
La sujeción a la hora de montar la bicicleta de carbono en un caballete de taller o en un portabicicletas de coche debe hacerse, siempre que sea posible, en la tija del sillín. Esta es, por regla general, la pieza más dura de la bicicleta y la que admite una mayor presión. Colgarla del cuadro puede hacer que este reviente si nos pasamos de presión.
Limpieza
Se recomienda lavar los cuadros de carbono con agua, jabón y un trapo. Al igual que con los de aluminio, no es aconsejable lavarlos con mangueras a presión, ya que podrían dañarse. En el caso de tenerlo que hacer, la presión debería ser la mínima posible, además de evitar que queden restos de agua dentro del cuadro y en los diferentes recovecos que pueda tener. Recurrir a productos de limpieza específicos alargará la vida útil de los componentes.
Tampoco es recomendable exponerlo a altas temperaturas ni almacenarlo cerca de fuentes de calor. Su exposición prolongada a la humedad y al agua también puede dañar el recubrimiento de las piezas.
Engrase
La grasa de montaje es totalmente necesaria a la hora de instalar un nuevo accesorio o de desmontar uno antiguo. Existe una grasa específica para el carbono, de uso obligatorio si queremos ahorrarnos problemas. El correcto engrase de todos los componentes es de vital importancia para el carbono como elemento.
Caídas
Las caídas sobre la marcha suelen ser inevitables, pero siempre hay algunas que se podrían evitar; por ejemplo, las caídas en parado. Muchas veces dejamos mal apoyadas las bicicletas y una simple ráfaga de aire puede tirarlas al suelo. En el caso del almacenamiento, siempre es recomendable usar un sistema de sujeción para que la bicicleta no se caiga en caso de golpe fortuito. Con ello evitaremos roturas indeseadas y una costosa inversión.