Llevamos mucho tiempo discutiendo sobre qué tipo de frenada poner en nuestras bicicletas, motivo de intenso debate entre profesionales y amateurs. Tanto las zapatas como los discos, las soluciones habituales, tienen sus pros y sus contras, así como sus detractores y sus defensores.

En este aspecto es difícil alcanzar un acuerdo, aunque el mercado y la moda están imponiendo los discos de freno al sistema de zapatas de toda la vida. Tras más de una década corriendo en sus bicicletas de carretera, son pocos ya los corredores de pelotón profesional que quedan sin llevar discos, aunque en ocasiones el cambio se haya producido en contra de la opinión de algún ciclista.

Tal vez sea difícil establecer qué opción es la mejor, pero el mercado actual manda y ya ha tomado una decisión: los discos de freno. Se trata de un sistema más complejo y de manipulación más complicada para aficionados neófitos, además de tener un precio superior. Su capacidad de frenada máxima se determina en gran medida por el agarre del neumático y no por la potencia de frenada, una tesitura en la que los últimos modelos de zapatas no presentan grandes diferencias respecto a los de disco.

Eficacia de frenado

Si bien se dice que las zapatas no fallan nunca, los discos presentan algunas ventajas sobre estas, como la propiedad de poder modular más la potencia de frenado y su eficacia en mojado. Con los discos la frenada no es tan brusca, aparte de que las zapatas, cuando se mojan, pierden parte de su efectividad. Además, estas no tienen buena amistad con las llantas de carbono, un material cada vez más usado en todos los ámbitos y que nos aporta una mayor ligereza, pero que es mucho más delicado que el aluminio. La presión a la que se someten las llantas puede llegar a deformarlas, una característica que no tiene el disco.

Por otra parte, los discos pueden perder eficacia debido a su calentamiento, quedando deformados e incluso inutilizados en situaciones extremas, un aspecto del que las zapatas no adolecen. Evidentemente, llevar una gama top evitará muchos de los problemas, pero debemos pensar que la mayoría de las bicicletas de gama media y baja no los incorporan, siendo más probable que lleven un sistema de zapatas de alto rango debido a su menor precio.

Peso

Es posible que, en conjunto, la calidad de frenada de un disco pueda ser mejor, pero esto nos lleva a otro de los debates. Más allá de que en caso de caída podamos cortarnos con los discos –una situación que puede darse en un pelotón, por ejemplo–, el peso que nos aporta el conjunto de discos es mucho más elevado que el de las zapatas. 

La moda de reducir al máximo el peso de una bicicleta de carretera –cuando en muchas ocasiones debería ser el ciclista quien lo redujera– viene lastrada por este sistema. Y si bien los fabricantes ya están aplicando soluciones en este sentido, el peso sigue siendo uno de los grandes problemas

Ajuste y reemplazo

La mayoría de ciclistas solemos empezar usando frenos de zapata, por lo que muchos nos hemos visto alguna vez en la situación de tenerlos que ajustar. Se trata de una tarea de fácil resolución y que no requiere mayor esfuerzo que el de disponer de una llave Allen y un destornillador. En este aspecto, los sistemas más usados en las bicicletas de carretera son los caliper, frente a los cantilever o v-brake de las de montaña, y resultan bastante sencillos de manipular y reemplazar.

En el caso de los discos, en cambio, el proceso requiere de una mayor experiencia, siendo de especial complejidad para los neófitos si estos son de tipo hidráulico (con aceite), en lugar de mecánicos (con cable). En los discos, a la hora de reemplazarlos por desgaste, debemos tener en cuenta un mayor número de piezas, como son los discos, las pastillas y el líquido, mientras que en las zapatas únicamente debemos tener en cuenta las mismas zapatas y los cables, que tienen un menor precio por lo general. 

Precio

A nivel de usuario, cambiar una bicicleta únicamente por cambiar el sistema de frenado es poco recomendable. Por regla general, si no vamos siempre al límite, no le sacaremos el máximo partido ni a uno ni a otro sistema, por lo que la elección vendrá dada más por el presupuesto disponible o la apetencia que por el rendimiento. Los dos sistemas funcionan a la perfección hoy en día y difícilmente podremos apreciar grandes diferencias en su eficacia real en el caso de un usuario medio.

Si bien en los últimos años la imposición de las marcas nos lleva al uso de discos en la mayoría de los modelos nuevos, siempre es preferible montar unas zapatas de alta calidad que unos discos de gama baja. La horquilla de precios varía mucho, pese a que en los últimos años los precios de los discos se han equiparado bastante al de un conjunto de zapatas/pinzas de alta calidad.

Si en el ámbito profesional hay diversidad de opiniones sobre qué sistema elegir, para el usuario amateur la elección dependerá más de su presupuesto.

Albert San Andrés para RACC HolaBICI.